viernes, 17 de junio de 2011

Relato ganador del Premio San Jorge de la Biblioteca

EL HOMBRE DE ACUARELA
De Rodrigo Barberán, 5ºA


Existió en Zaragoza un hombre alemán, por parte materna, y español, por parte paterna, llamado Lucas Rodríguez Strongberg. Él era pintor. Pero estaba un poco triste porque sus dibujos le solían salir tristes y quería que tuvieran vida para que fueran más alegres; y le gustaría tener compañía.
Un día dibujó un hombre con acuarelas, bueno, era sólo con un color, azul marino, otra pintura deprimente.
-Ójala cobraras vida.
Se fue a dormir. A las seis y veintiséis de la madrugada algo le despierta. Abre los ojos y... ¡El hombre de acuarela que pintó ayer estaba vivo! Rápidamente se levantó y salió de la habitación todo lo rápido que pudo y gritando.
-¿Qué pasa?
-¡Habla!
-Tú también.
-Hola, yo soy... ehh ¿quién soy?
-El hombre de acuarela azul.
-Qué largo y qué cutre.
-Me llamaré Azulito.
-¿Qué sabes hacer?
-Hablar, comer, dormir, hacer mis necesidades, escuchar, dormir, hablar, pensar y algunas cosas básicas.
-Yo me llamo Lucas. Supongo que lo primero es enseñarte qué es el bien y el mal. El bien es cuando... Cómo decirlo, cuando alguien le regala algo a otro, cuando lo defiende, son las cosas que son como... agradables.
-¿Y el mal?
-Es cuando alguien pega, mata, incumple los mandamientos de la ley de Dios...
-¿Qué son los mandamientos?
-Es lo que dijo Dios que está bien.
-¿Quién es Dios?
-Es quien nos creó, ése hace el bien por ejemplo.
-Ahh.
-Mmmmm... Supongo que debería explicarte la religión... pero es muy larga... espera.
Lucas rebuscó en un baúl.
-Mira, esto es una Biblia, aquí está escrita toda la historia de la religión cristiana, la mía, léetela. ¿Sabes leer?
-Sí.
-Pues mejor, porque ahora voy a enseñarte las cosas de la calle.
-¡Ahh, me quemo!
-Si, no lo mires fíjamente, es el sol, es una bola de fuego, una estrella que nos da luz y calor, por eso te has quemado, no estás acostumbrado.
-Hay muchas cosas para aprender por aquí ¿no?
-Sí.
-Cuéntame algo más.
-Ya sé, un amigo, un amigo es una persona con la que te diviertes y te protege si lo necesita.
-Ahhhh. Yo quiero tener uno.
-Si quieres podemos ser amigos.
-¡Vale!
-Está bien, ¿te estoy dando demasiada información?
-Buenoo.... Aún puedo aprender alguna cosa más.
De repente pasa un coche.
-¿Qué era eso?
-Un coche,sirve para ir más rápido, ése es de motor de explosión, lleva gasolina, una sustancia que explota cuando se quema. Eso le permite desplazarse muy rápido.
-Qué bien.
-Sí, pero no todo es bueno, también emite gases contaminantes.
-¿Qué es contaminante?
-Es algo malo para la Tierra.
-Siento algo en la tripa.
-Eso es el hambre, se arregla comiendo, vamos a desayunar. El desayuno es la primera comida del día.
-Vale.
Entonces el hombre de acuarela ve un churro.
-Quiero eso.
-Son churros. Es un desayuno muy bueno, se suele acompañar con chocolate caliente.
-Mmmm.... Qué bueno.
Luego volvieron a casa.
-Bueno, ¿qué quieres hacer?
-Volver a comer.
-No, pronto llegará la comida, la segunda comida del día.
-Está bien.
-¿Sabes algo de pintura?
-¿Que si sé? Conozco todos los colores y técnicas de pintura.
-Muy bien. Voy a pintar una comida en el campo.
Lucas empieza a dibujar.
-Pero ¿qué haces? Esa mesa es muy grande, el perro no te va a caber.
-Ummmm... Tienes razón. Sería mejor así.
Después de un tiempo acaban el cuadro.
-¡Bieeeen! Es la primera pintura que no me sale deprimente. Gracias.
-No pasa nada, sólo te faltaba un poco de práctica.
-Vamos a comer.
-¡Siiiiii!
-Hoy tenemos migas. Son migas de pan, con huevo frito y uvas.
-Ummmmm... Suena bien...
Lucas y Azulito estuvieron mucho rato comiendo, charlando.
-Muchas gracias Lucas, ha sido el día más feliz de mi vida. Pero me tengo que ir ya.
-¿¿Qué???
-¿No esperarías que me quedara para siempre? Mi pintura se secaría y moriría.
-Pero... ¿tan de repente?
-Lo siento -hubo un gran silencio-, amigo, me has enseñado muchas cosas, te lo agradezco.
-¿Nos volveremos a ver?
-No, a menos que me puedas dibujar con el mismo color, la silueta igual, la misma intensidad en cada parte.... Pero te recordaré.
-¿A dónde vas?
-No lo sé, amigo, quizá alguna vez nos volvamos a encontrar si es verdad eso de Dios que me contaste. Adiós amigo.
-Adiós.

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